עבור לתוכן העמוד
Menu

El deporte amistoso sometido al chantaje

Gustavo Perednik, desde Jerusalén

La cancelación de un evento tan publicitado como el partido amistoso Argentina-Israel requiere de un ágil contraataque de esclarecimiento por parte de Israel y el mundo judío.

Lamentablemente, Messi y otros futbolistas fueron amedrentados por un amasijo de mentiras y amenazas contra los jugadores. Una buena síntesis de lo que es el BDS en general: un arsenal de intimidación y difamación bajo la apariencia de una pretendida lucha justiciera, que dispara en todas direcciones con profesionalismo y una financiación mayoritariamente europea.

El partido amistoso entre las dos selecciones de fútbol debía ser eso: deporte y amistad.

Pero los líderes palestinos tienen otras prioridades, siempre enfocados a destruir lo ajeno en lugar de beneficiar a su propio pueblo desdichado. Podrían haber aprovechado la visita para invitar al equipo argentino a hacer una exhibición entre ellos, si su objetivo hubiera sido el deporte y no exclusivamente dañar a Israel.

Notemos que quien encabezó la campaña para cancelar el encuentro no fue sino un terrorista condenado: Jibril Rajoub. Este personaje es el mismo que asesinó a personas con sus propias manos, el que se jactó de la tortura y el asesinato de los atletas israelíes en los Juegos Olímpicos de Múnich, y el que descalifica por “racista” a todo pedido de honrar las memorias de los asesinados.

Rajoub fue en 1985 liberado de la cárcel junto con otros 1500 terroristas en uno de los varios intercambios de prisioneros con Israel. Ahora arremetió contra Messi con una violencia verbal digna de un mafioso y no de un dirigente deportivo.

En cuanto a Messi y su miedo, no deberían ser objeto de crítica. Después de todo, para digerir  calmamente las bravuconadas sangrientas de los boicoteadores, pues hace falta ser israelí.

Pero hay otro jugador que no se expresó en términos de miedo ni de disculpas, sino de acuerdo con el boicot contra Israel. Gonzalo Higuaín declaró que la cancelación fue "lo correcto”.

La pregunta, señor Higuaín, es por qué negarle legitimidad a un Estado entre doscientos puede ser “lo correcto”.

La judeofobia (el odio a los judíos que ya lleva dos mil años o más, y se lo conoce bajo el término equívoco de "antisemitismo") es mayormente un fenómeno que Europa exporta al mundo con diversos grados de éxito. Hoy ataca menos al ciudadano judío o a su comunidad, y concentra su odio contra el Estado judío. Quizás no es casual que el jugador que se pronunció en contra de Israel haya sido el francés de la selección.

Esta cancelación de los argentinos no es la primera que debemos absorber, y no innova gran cosa en la perseverante campaña para desacreditarnos. Pero sí es una oportunidad para comenzar a quitar el disfraz de corrección de los boicoteadores y presentarlos como lo que son realmente: terroristas expertos en amenazas de muerte, incluso contra atletas campeones que sólo procuraban un amistoso.

El libro Judeofobia de Gustavo Perednik fue presentado en la reciente Feria del Libro de Buenos Aires.